lunes, 4 de mayo de 2020

La importancia de las plataformas de internet en la pandemia: prohibido bloquear


El bloqueo de Uber, o la “suspensión de operatividad de la plataforma” según la terminología empleada por la justicia de Córdoba, ha quedado virtualmente revocado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La Resolución 1/2020, emitida el 10 de abril, les exige a los Estados, en su punto 31, “respetar la prohibición de censura previa y abstenerse de bloquear total o parcialmente sitios de medios de comunicación, plataformas o cuentas particulares en Internet”, como parte de diversos estándares que los Estados deben cumplir durante la pandemia. Incluso, el propio Tribunal Superior de Justicia de Córdoba ya reconoció hace algunos días en la causa “Sergio Orlando s/ prisión domiciliaria - Recurso de Casación" que esta resolución debe ser aplicada por la justicia cordobesa.

La nueva normativa internacional es clara: bloquear cualquier tipo de plataforma, ya sea de movilidad colaborativa como Uber, de publicación de contenidos como Facebook, o de anuncios de turismo como Airbnb, particularmente durante la pandemia, está prohibido ya que afecta el acceso a la información en Internet y la neutralidad de la red. Uber es una plataforma, tanto para la CIDH como para el tribunal cordobés que ordenó su bloqueo.

De hecho, cuando la CIDH condenó en su último Informe Anual el bloqueo de Uber en Colombia, que había sido ordenado por un tribunal administrativo a pedido del gremio de taxistas, se refirió a Uber como una “plataforma tecnológica de movilidad colaborativa”. Lo hizo, de igual modo, cuando el organismo condenó, en 2017 y 2018, la ilegalidad del bloqueo de Uber en la Ciudad de Buenos Aires.

En igual sentido, cuando la Cámara Contencioso Administrativa decidió detener la operación de Uber en Córdoba, el pasado 13 de septiembre, ordenó “suspender la operatividad de la aplicación, en las distintas plataformas”, que es precisamente lo que la CIDH determina que no se puede hacer. Esa orden de bloqueo como cualquier otra de “cese de operación” o “suspensión de operatividad” a una plataforma es nula y viola los estándares interamericanos de libertad de expresión y neutralidad de red.

Durante una pandemia, Internet cobra una relevancia extraordinaria, es un canal multidireccional que democratiza lo que toca: el poder, la información, los intercambios y la movilidad.

De este modo, plataformas de e-commerce como Mercado Libre permiten a cientos de miles de PyMEs continuar sus operaciones y a millones de usuarios comprar lo que necesitan  disminuyendo drásticamente los riesgos de contagio; así como las plataformas de publicación de contenidos han permitido a millones de personas expresar sus puntos de vista, deseos, necesidades y reclamos. Internet es libre y debe seguir siéndolo.

En el caso de las plataformas de movilidad, hay un motivo adicional que quizás sea el más importante: la salud de las personas que necesitan trasladarse. En todo los niveles de gobierno se han realizado protocolos que desincentivan -más aun, prohíben en muchos casos- el uso del transporte público, pues funciona como un vector de contagio. Frente a esto, las plataformas tecnológicas de movilidad deben ser fomentadas en la medida que los usuarios las requieran. Son sistemas que permiten el desplazamiento sin congestión -a diferencia del automóvil particular-, sin contacto -como en el transporte público masivo-, con sistemas de pagos electrónicos  -en lugar de dinero en efectivo-, todas éstas herramientas efectivas para combatir la pandemia actual.

Adicionalmente, en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, así como en Mendoza, Uber puso a disposición Uber Medics, un producto especialmente pensado para hacer más accesible y eficiente la movilidad del personal de salud, que les brinda una atención especial para ir y volver de su trabajo a un precio de descuento. Entonces, es realmente injusto que nuestros profesionales de salud, en su momento de mayor desgaste y entrega, sean obligados a exponerse al alto riesgo de contagio que existe en el transporte público, o a manejar su auto particular, el que lo tenga, luego de largas horas sin descanso.

El aislamiento obligatorio se va liberando, pero -hasta no tener una vacuna- las medidas de prevención serán fundamentales y el distanciamiento social llegó para quedarse por un buen tiempo. Mientras tanto, la vida sigue: las personas vamos al médico, intercambiamos bienes, movemos cosas, nos movemos nosotros. Es hora de aprovechar la tecnología, no de bloquearla.

Hace unos meses a los cordobeses nos privaron de Uber, “suspendiendo la operatividad de la plataforma”. Fue una decisión injusta que ahora, bajo las nuevas circunstancias, nos priva de un modo concreto de proteger nuestra salud. La CIDH se ha pronunciado de manera contundente sobre la imposibilidad de prohibir plataformas durante la pandemia. Nuestros tribunales deberían tener como centro el pleno respeto de los derechos humanos y de los consumidores, y no los intereses de sectores que no son representativos de los derechos de los usuarios.

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